jueves, 22 de enero de 2009

Obsesión Sexual cap 1

No quiero que te metas en mis sueños..



Capítulo 1.

Dos horas después me desperté, aun faltaba un poco para que tuviésemos que abandonar ese hotel pero me entraron ganas de mear y no pude seguir durmiendo… joder, ya que había conseguido pegar ojo.
Me levanté pesadamente y me dirigí arrastrando los pies hasta el baño. No cerré la puerta… ¿para qué? Si estaba más solo que la una.
Cuando terminé me miré en el espejo. Ojeras. Maldita sea, lo sabía.
Me dispuse a salir del baño con la cabeza gacha y los ojos medio cerrados pero me topé con algo duro.
-Anoche te oí.
Abrí los ojos encontrándome a Tom apoyado en el marco de la puerta.
-¡Joder Tom! Que susto me has dado. – le di un empujón y le quité de mi camino. -¿Cómo coño has entrado?
-Con esto – alzó en su mano la tarjeta de mi habitación. Yo abrí la boca indignado. No recordaba habérsela dado…
-Lárgate – dije cortante, en realidad me estaba muriendo de los nervios.
-¿Seguro? – dijo acercándose a mí insinuantemente. Yo retrocedí hasta toparme con la pared. – anoche no parecías querer lo mismo.
-¿Có… como sabes tu eso? – tartamudeé avergonzado. Mi hermano me aprisionó entre su cuerpo y la pared.
-Ya te lo he dicho. Te oí – vi como se remojaba los labios, sentí arder mi entrepierna. Se acercó hasta rozar con sus labios el lóbulo de mi oreja – oí como gritabas mi nombre…
Me estremecí violentamente al notar como su mano bajó hasta apretar fuertemente en mi punto de máximo placer. Gemí suavemente, el sonrió de lado y después me dio la vuelta rápidamente quedándome yo de cara a la pared y el detrás de mí.
-Tom… - jadeé. Oí como se desabrochaba el cinturón y maniobraba con sus pantalones. ¿De verdad iba a hacer lo que yo creía? Después me bajó los míos hasta las rodillas y me agarró de la cintura tirando un poco de mí hacia abajo.
-¿Qué… que vas a… - no pude terminar la pregunta pues sentí el erecto miembro de mi hermano presionar en mi trasero. Sentí una corriente eléctrica recorrerme el cuerpo de arriba abajo agolpándose todo en mi pene.
-¿Lo deseas? – dijo Tom presionando más fuerte haciendo un amago de introducirse. Yo volví a gemir. - ¿Es esto lo que deseas?
Tom se pegó a mí y noté como rodeaba toda mi longitud con su mano y agitaba fuertemente, detrás seguía presionando, quemándome.
-¿Lo deseas Bill? – susurró sensualmente en mi oído.
Todo me daba vueltas, perdí el mundo de vista cuando noté un desgarrante calor entrando en mí. Grité y entonces alcancé el clímax.


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Abrí los ojos, jadeando ruidosamente, con el corazón desbocado y un hormigueo recorriéndome el cuerpo. Estaba tumbado en la cama, miré hacia abajo… lo había vuelto a hacer.
Suspiré pesadamente y me puse la mano en la frente. Menudo sueñecito… que asco me doy.
Con esta ya iban 14
Cogí mi móvil de la mesita de noche, 37 llamadas perdidas y 12mensajes. Lo cerré sin ni siquiera mirarlos, lo mismo de siempre, cuando averiguaban mi número se ponían muy pesadas. Me incorporé, me dolía todo el cuerpo.

Varios golpes insistentes y molestos en la puerta me hicieron pegar un respingo en la cama.
-¡Enanoooooo! –Gritaron al otro lado de la puerta. Yo sentí como el corazón me daba un vuelco. Me quedé paralizado. No contesté -¡Biiiiiiiiiiiiiiill! Te levantas o te levanto ¿eh?
¿Es que seguía soñando? ¿Desde cuando venía Tom a despertarme? ¿Eso no era trabajo de Saki?
-¡Bill! – volvió a llamarme - ¿Voy a tener que entrar a por ti? Sabes que tengo la llave – Me estremecí y de un salto salí de la cama.
-¡No! – grité.
-¿No que?
-Eh.. Que… que ya estaba despierto, nos vemos en el desayuno. – Tom se quedó en silencio unos segundos.
-¿Por qué no me abres? – Yo tragué saliva.
-Pues porque… porque estoy recién levantado y…
-¿Y que pasa? Ni que me fuese a asustar, venga ya, no me tengas dando voces en el pasillo. Ábreme.
-A ver Tom, que me tengo que duchar y vestirme, ¿vas a estar mirando? – dije parado en medio de la habitación.
-Bueno, mejor que estar solo abajo… hoy me han despertado el primero y pues vengo a dar porculo. - Yo empecé a caminar en círculos, nervioso. Coño lárgate Tom, no metas el dedo en la yaga.
-Que no me da la gana, que quiero intimidad. Vete de una vez.
Silencio de nuevo.
¿Se había rendido ya? Suspiré y me dejé caer en la cama boca arriba. Entonces oí como un ruido en el cierre de la puerta, como si introdujesen la tarjeta al otro lado, giré la cabeza rápidamente. La luz se había puesto verde.
-¡Mierda Tom! –Corrí e intente cerrar la puerta que ya estaba medio abierta. Oí a mi hermano riéndose mientras empujaba desde el otro lado.

Por mucho que empujase, Tom siempre había sido más fuerte que yo, y al estar recién levantado tenía los músculos flojos así que cedí.
-Bah, eres un debilucho – dijo mi hermano entrando y cerrando la puerta tras de sí. Me alborotó el pelo con la mano al pasar por mi lado.
Le miré de arriba a bajo mientras caminaba hacia la cama, hoy iba de morado… ese color le quedaba realmente bien. Se tumbó boca arriba, desvié la mirada inmediatamente… parecía que me lo estaba comiendo con los ojos.
-Es la última vez que te llevas mi llave.
-Te recuerdo que eres tu quien me la da – sonrió acomodándose en la cama, pisoteando las sábanas con su zapatillas blancas
-Eres un incordio – dije caminado hacia el baño mientras me arrascaba el estómago por debajo de la camiseta.
-Bill, estas hecho una pena esta mañana – me volví para mirarle con las cejas alzadas.
-¿Cómo dices?
-¿Es que no has dormido bien? –Le di la espalda rápidamente y entré al baño, empezaron a pasar de nuevo por mi mente todo lo que había estado haciendo esa noche.
-No, no muy bien – le contesté desde el baño y entorné la puerta
-¿Por qué?
Suspiré, en realidad me gustaba que se interesase por mi, pero es que esa conversación no podía acabar bien.
-No lo sé, tenía sueños raros y me despertaba. – Puede resultar raro pero yo no soy capaz de mentirle a mi hermano, él es demasiado cercano a lo que yo soy, siempre siento que tengo que contar con él para todo al igual que comentarle cualquier cosa que se me pasase por la cabeza. Lo nuestro era algo demasiado íntimo… pero esto no se lo podía contar… de ninguna manera.
-¿Sueños raros? – le oí decir desde la habitación, el ruido del grifo de la ducha apagaba un poco su voz. - ¿Y como eran? Cuéntamelos. – sonreí mientras me metía en el plato de ducha y cerraba la mampara.
-¡Tom eres un pesado! – le grité mientras el chorro de agua caliente resbalaba por mi pelo y todo mi cuerpo. Me estremecí. – Hmmm…
Por unos segundos dejé de oírle. Comencé a lavarme la cabeza con mi champú de frutas, olía de maravilla. Todo el baño comenzó a llenarse de vapor por un momento salí de mi burbuja de placer y abrí un poco la mampara, Tom estaba demasiado callado.
-¡Tom! – le llamé
-¡Que! – contestó desde la habitación. Suspiré nervioso.
-¡Oye ¿puedes traerme el acondicionador?! – Olvidé colocarlo aquí anoche, y me hacía falta, tenía el pelo demasiado estropajoso de la laca de ayer. Intenté tranquilizarme a mi mismo… era una situación muy normal… muy normal para dos hermanos.
-¡¿Dónde está?! – me contestó inmediatamente.
-¡En mi maleta! ¡Dentro del neceser blanco!
Tras unos segundos le oí gritar otra vez.
-¿¡Mascarilla de melocotón!?
-¡Sí, esa es!
Esperé impaciente, fue entonces cuando me di cuenta de que la mampara era muy transparente…
-Mierda… - maldije en un susurro. La puerta se abrió.
-Joder macho que calor tienes aquí – Tom entró, observé como se levantaba la camiseta y se hacía aire con ella. Yo bajé la mirada hacia la zona que dejó al descubierto.
Se le veía el filo de los boxers asomando por encima de sus enormes pantalones, su vientre con los abdominales perfectamente marcados quedó totalmente al descubierto.
No se exactamente que sarta de estupideces empezaron a venirme a la cabeza, lo único que pude hacer es tragar saliva pesadamente.
-¿Qué miras? – dijo el ladeando la cabeza. Yo dejé de mirarle… ahí y subí hasta su cara.
-Eh… tus.. Tus pantalones.
Él bajó la cabeza y se miro extrañado todavía con la camiseta subida. Yo desvié la mirada, no sé por qué.
-¿Qué les pasa? – volvió a preguntar mirándoselos con detenimiento.
-Me gustan – Había más sinceridad en mis palabras de la que yo creía, porque lo que me gustaba no eran precisamente esos pantalones anchos…
Mi hermano frunció el ceño con una media sonrisita dibujada.
-¿Ah sí? – se acercó a mí y me extendió el bote de acondicionador. – pues serán los únicos que te gustan – dijo con un tono de incredulidad.
Aunque solo asomé la cabeza, me daba la impresión de que estaba totalmente desnudo a sus ojos. Volví a recordar que esa estúpida mampara era demasiado transparente.
Alargué la mano para coger el bote, no llegaba.
-Tom no seas imbecil, dámelo de una vez – dije con tono cansino.
Mi hermano se quedó parado en mitad del baño con el brazo extendido, el bote estaba fuera de mi alcance. Sonreía pícaramente. Le encantaba hacerme rabiar.
Puse los ojos en blanco. Abrí un poco la mampara inclinándome hacia delante, lo rocé con los dedos, entonces resbalé.
-¡Bill! – gritó Tom.
Por un momento lo perdí todo de vista, entonces tras unos segundos abrí los ojos. Solamente estaba levemente encorvado hacia delante. Tom me había sujetado antes de que me estampase contra el suelo.
Al notar las masculinas manos de mi hermano al contacto con mi cuerpo desnudo sentí una violenta sacudida en mi pecho y estómago, tanto que hasta me dolía.
Le empujé para que me soltase.
-Tom… eres gilipollas – le recriminé. Él se echó a reír.
De repente me di cuenta de que me miraba de arriba abajo con curiosidad. Entonces se quedó observando fijamente cierta parte de mi cuerpo, luego me miró a los ojos y alzó las cejas. Como si me estuviese preguntando con la mirada. Yo rápidamente me tapé la entrepierna y cerré la mampara bruscamente.
-¡Lárgate!
-A veces eres jodidamente encantador – dijo con un tono que no supe como clasificar. Se dio la vuelta y salió del baño cerrando la puerta tras de sí.

Me apoyé en los fríos azulejos mientras me maldecía a mi mismo, miré hacia abajo, entonces cerré los puños con fuerza.
Estaba que iba a reventar.

1 comentario:

  1. omg inkreeeeeeee nove m enamore xfa siiiguela stare pendiente pliiis

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